Hombre mandarina
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Hace muchos años, en un pequeño pueblo rural, se contaba la historia de un extraño hombre que deambulaba por las calles en busca de hogares con niñas. Según la leyenda, este hombre solía entrar en las casas durante la noche para atemorizar a las niñas que dormían en sus camas.
Aunque no se sabía con certeza quién era este hombre o de dónde había venido, se decía que le encantaban las mandarinas. De hecho, algunos lugareños contaban que habían visto al hombre merodeando en los huertos de mandarinas de la zona, recogiendo frutas para su consumo.
Las niñas del pueblo estaban aterrorizadas por la idea de que este extraño hombre pudiera entrar en sus casas por la noche, así que sus padres se aseguraban de cerrar bien las puertas y ventanas antes de irse a dormir.
Una noche, sin embargo, una de las niñas se despertó para encontrar al hombre de la leyenda de pie al lado de su cama, con una bolsa de mandarinas en la mano. La niña estaba demasiado asustada para gritar, así que se quedó inmóvil mientras el hombre tomaba una mandarina de la bolsa y comenzaba a pelarla.
Para sorpresa de la niña, el hombre le ofreció la mitad de la mandarina y comenzó a conversar con ella en tono amable. La niña se relajó un poco y comenzó a conversar con el hombre sobre su vida en el campo.
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